sábado, 2 de septiembre de 2017

MI AMOR TIENE LA PIEL NEGRA

Me gusta acariciar su piel, brillante y pulida como el coral negro. Me ha sido siempre fiel, siempre cerca de mí, con el silencio discreto de quién te quiere de verdad. Ha curado mis noches de angustia y tormento, y se ha dado a mí sin pedir nada a cambio. Ha sido el faro salvador en las tempestades y el dulzor infinito de mis primaveras. Le he hecho el amor a veces suavemente, a veces apasionadamente. Ha abierto sus entrañas para darme el placer más indescriptible y he tocado su cuerpo con mis dedos persiguiendo la belleza más escondida por su orografía. Ha vivido conmigo allá donde yo he vivido y ha formado parte de mi nómada equipaje. Ha sido testigo de mis dudas, de mis instantes felices y de mi llanto más desconsolado. Ha interpretado perfectamente mis silencios y mi universo contradictorio. Un día me iré, y como debe ser, entregará su cuerpo a otro cuerpo, y no me sentiré traicionado, al contrario, estaré orgulloso de su felicidad en manos de otro amor. Desde el territorio desconocido de la eternidad, vigilaré que nadie le haga daño, a mi piano vertical Yamaha del año 1977.


(Joan Isaac, Julio 2017)

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