sábado, 2 de septiembre de 2017

“LES NITS DEL LLORO” (*)

Está ampliamente demostrado que el metabolismo del cuerpo humano baja de intensidad durante las horas de sueño. El sueño se podría definir como un tipo de coma inducido por nuestro propio cuerpo, que nos proporciona descanso y relajación después de la actividad física y psicológica de nuestro trajín diario. Hasta aquí tenéis la explicación biológica de este mecanismo acción-reacción que es la vigilia y el sueño. La noche es misteriosa y mágica a la vez. La ausencia de luz nos invita a hacernos muchas preguntas sobre la existencia misma. Observando, en una noche estrellada, la infinidad del Universo, nos damos cuenta de nuestra insignificancia. Nos vemos como individuos perdidos en una de las millones de galaxias y, por tanto, la proyección de nuestros problemas y de nuestras angustias tendrían que reducirse a la mínima expresión ante el espectáculo del Universo infinito. Curiosamente, sin embargo, ha sido siempre de noche cuando me han asaltado las peores angustias y los sufrimientos más intensos. Hay noches en que, a pesar del cansancio acumulado durante el día, nos es imposible desconectar de nuestros problemas y sufrimientos. Esas noches interminables amplifican de una manera terrible nuestras preocupaciones y las hacen prácticamente irresolubles. Nada tiene solución y todo es trágicamente insalvable. Aunque estemos acompañados, nos sentimos dolorosamente solos. Nuestro cerebro proyecta un traveling sin fin que puede llegar a torturarnos y acaba siempre fundiéndose en negro, como una película de Alfred Hitchcock. Pero, oh milagro, con la primera luz del día todo vuelve a tener soluciones, todo es menos grave y nada es insuperable. Es el misterio de la luz y la oscuridad, de la inmensidad y la insignificancia. Alguien definió estas noches como las “nits del lloro”. No sé bien por qué, pero ya me entendéis...

* “Nit del lloro” (noche del loro): es una frase hecha que significa pasar una mala noche, en castellano la frase más aproximada sería: “Noche en vela”.


(Joan Isaac, Agosto 2017)

No hay comentarios:

Publicar un comentario